lunes, 22 de octubre de 2018

EL LAMENTO DE ARIADNA


Anoche me fui a la cama con el “Lamento d'Arianna” sonando en mi cerebro.

Pensé en la primera vez que conocí esta conmovedora aria  - “Lasciatemi morire”- de la ópera "L'Arianna" de Claudio Monteverdi. Fue hace muchos años, siendo yo muy joven, casi una adolescente,  de la voz de Philippe Herrewehgue, en la clase de canto, en San Lorenzo del Escorial.

Recuerdo la impresión que me causó. El profesor habló de la desesperación de Ariadna, abandonada por Teseo, para abordar la interpretación expresiva del tristísimo lamento. 

Hoy pienso en ello y me sonrío recordando mis esfuerzos por meterme en una desesperación que, afortunadamente, por entonces, yo no sentía. Tan sólo poseía el instrumento - la voz - y el resto era... teatro. 

No sabía  entonces que es  la vida quien te pone la calidad expresiva  nacida de las entrañas. Es ahora, moldeada por el tiempo y la experiencia, cuando podría "vivir" a Ariadna sin "representar" papel alguno.  Sólo tengo que revivir mi propio dolor ante los  "abandonos" que me ha procurado mi paseo por la vida.

Pero... por esas crueles ironías que tiene el destino, ahora que siento el alma de Ariadna en mi propia estructura..."me abandonó" el instrumento  y mi canto sólo puedo escucharlo yo en mi cerebro, espectadora única y privilegiada de la más expresiva y bella versión que se pueda imaginar.




https://youtu.be/sKs_jIGJugE 

viernes, 20 de julio de 2018

MUSICA ET ANIMA INTRA VERBA


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 Las palabras escritas resuenan en el cerebro del lector como la música que  contiene una partitura y sus ecos, recreados en la memoria, nos sugieren - a veces -  bellas sinfonías. Llevan impreso un ritmo y se combinan creando melodías y cadencias más allá de su significado inmediato.

 Toda frase, todo texto, es una composición que transporta y deja al descubierto el alma de su autor. Poco importa a un receptor sagaz, entrenado en la lectura,  el afán de encubrir o silenciar quiénes somos bajo un manto de palabras. El alma, antes o después, escapa siempre de su cárcel y se abre paso entre las letras, jugando al escondite tras los significados.

 La carta, ese género intenso cuando comunica el mundo íntimo, está llena de armónicos, vibraciones que sobrevuelan sobre lo explícito sin decirse y suman su color al escrito, haciéndonos amar o detestar a su creador.   

Como  la música, las cartas entre amantes vienen salpicadas de silencios. Silencios necesarios que envuelven hileras de palabras y dejan suspendidos pensamientos cruzados del remitente y el destinatario, Silencios enigmáticos donde se dice lo que no se dice y se explica lo que no tiene explicación. Silencios que esconden el  deseo de un silencio más largo, donde las palabras no tengan sentido y sean los cuerpos los que hablen su críptico lenguaje, ése que sólo ellos conocen. 

domingo, 8 de julio de 2018

SOBRE LA SEDUCCIÓN

SOBRE LA SEDUCCIÓN
(Reflexiones a partir de un texto de Marco Denevi)

"El espíritu, cuanto más fino, menos soporta la reiteración: Don Juan es un refinado que, vista la incurable monotonía del diálogo amoroso, no tiene otra escapatoria que cambiar de interlocutor."
                                                                                                                             (Marco Denevi: "Falsificaciones")


Lo interesante de este breve texto es el juego inverso que hace Denevi: Parte de una aseveración que nadie tendríamos inconveniente en admitir como válida, porque vemos natural - y aun necesario - que un espíritu refinado huya de la repetición, de lo ya manido que nada nuevo le aporta, y prefiera la búsqueda de lo que le sorprende, de lo que enriquece su mente y su alma. Y de ahí, infiere - aplicando la lógica - un nuevo enunciado cargado de un cinismo irónico: debe ser el refinamiento de Don Juan lo que le empuja inevitablemente a cambiar de amantes, buscando así nuevos interlocutores que lo saquen  del aburrimiento (“incurable monotonía”) de un diálogo amoroso repetido. 
No creo que a Denevi le interesara lo más mínimo -al menos en este texto -el juicio moral, ni psicológico, ni de ningún otro tipo del personaje de D. Juan. Es un puro juego de ideas con el que llega a crear cierta incomodidad en aquel lector que, preso en su moral granítica, no es capaz de “dejarse seducir” por la inteligente ironía que nos sugiere.
Sin duda, en toda seducción ha de intervenir el intelecto tanto del seductor como del seducido, de manera que, a lo largo del proceso, se produzca una alternancia de roles y se sientan mutuamente atraídos porque ambos han desplegado su poder de fascinación sobre el otro. Esta alternancia, en ningún caso ha de interpretarse como una “lucha de poder”; más bien es una muestra - espontánea  en los dos, pero consciente y no exenta de cierta intención - de aquello que puede embellecer la vida del otro (rol del seductor), y a su vez, de la capacidad de apreciar en lo que vale ese “regalo” ofrecido, dejándose arrastrar por la belleza y estímulo que pone el otro en su vida (rol del seducido).
Cuando los sujetos dejan de experimentar esa doble retroalimentación y se fijan los papeles sin posibilidad de más alternancia, porque uno de los dos adopta un rol pasivo y estático,  el juego deja de ser interesante y aburre: la seducción como motor de la relación desaparece, derivando a otras cosas...o a nada. Por eso, el refinado y seductor Don Juan de Denevi se ve obligado a abandonar el tablero de juego cuando él mismo deja de sentirse seducido y sólo queda la “incurable monotonía del diálogo amoroso”.
Por otra parte, la seducción no conlleva necesariamente sexo – aunque puede acompañarla – ni comporta la posesión del otro. Desde luego, el proceso genera una fuerte atracción mutua en donde tiene cabida la relación física, pero ni siempre es el objetivo, ni siempre se da. 
Así entendida, la seducción es, sobre todo, “un arte de mayores” en el que ambos sujetos son protagonistas activos, alternando sus roles de "seductor" y "seducido" en un proceso que se desarrolla en el tiempo y  exige de ellos respuestas conscientes, intencionadas y con continuidad,  si no quiere perecer de aburrimiento.



martes, 20 de marzo de 2018

A mi padre


Mi dolor es nombrarte
y reducirte al sonido
que emite mi garganta.
Mirarte y confundirme
con perfiles de planos
claroscuros.
Sentirte sin aliento,
estático,
papel tan sólo,
personaje de cuento
que mi memoria inventa,
incorpóreo,
prendida de un instante
eterno
la viveza del gesto
que un día fue.

No quiero pensarte.
Ni contarte.
Quiero...
forzar la densidad de tu figura,

hundir mi recuerdo en tu carne
y sentir que opone resistencia.

Pero la muerte diluye,
te quita volúmenes,
te alisa,
te devuelve incorpóreo,
inconsistente
fantasma que vaga
dibujándose
en imagen fija
de recuerdo...
…en recuerdo...

viernes, 2 de marzo de 2018

METAMORFOSIS

Un día, hasta la muerte se cansará de vivir entre los vivos. 
Pobres..¿qué harán entonces con todas sus muertes a cuestas...?



Cuando los mundos se superponen nada es reconocible. El tiempo se esculpe en mármol  y su volumen fijo lo llena todo.  Miras caer las hojas y sabes que es la otra, la del espejo quien te mira. Pero al otro lado del espejo sólo hay bruma gris, azulada, humo ... Con la nuca erguida avanzas. No hay ojos que recorran el camino. Ya fue...¿o quizá será...? Un punto se expande y se expande difuminando el gris del humo. Las sombras se disipan y... vuelves la espalda a la luz.Pero quién sabe...quién sabe...quizá la luz te persiga sacándote del infierno.Hay un espacio infinito entre las sombras. Nunca se acaba. Es la prolongación de un camino que hace siglos empezó. La espalda se enrosca sobre sí misma y los peces de colores se vuelven blancos y negros. Serpenteas. ¿Dónde están los ojos? No ves nada pero lo ves todo. Mundos subterráneos que se bifurcan una y otra vez, como si nunca pudieran parar, multiplicando los caminos, las risas, los llantos...
Cuando las marcas de los ojos ni siquiera se perciban seguirás caminando entre sombras, con la luz en la espalda taladrándote, haciendo un agujero en tu cuerpo de fantasma, primero pequeño, después grande, más grande hasta que solo seas una idea, pensamiento puro. Pero no te sorprendas. Ya no es  tiempo de  sorpresas. Siempre lo has sabido. Lo soñaste cientos de veces. Lo sentiste antes. O tal vez fue ahora, y no me acuerdo bien. Qué maravilla sentirse pensamiento puro. No tendrás pies ni lengua. Sólo pensamiento. Tal vez, con suerte, sonido perpetuo.






domingo, 25 de febrero de 2018

POEMA DE (DES)AMOR

POEMA DE (DES)AMOR

Nada escucho.
Ni el silencio que antecede a los sonidos.
Ni el que hiciera respirar las melodías.
Ni el que va siguiendo a las cadencias.
Ni el eco de resonancias en el silencio final.
Ya nada siento.
Olvidé las variaciones. 
Y aun el tema.
Una a una, la vida fue tragándose 
la suma de armonías imposibles.
¿Qué sería de aquella sorprendente arquitectura
de notas disonantes y ritmos sincopados?
Mi sentir olvidó la partitura.
Ya me olvidé de su agógica, sus rubatos y sus prestos,
 de sus notas en cascada,
de los acordes perfectos...
Ni recuerdo la dinámica que nos marcaba los tempos.

Pero sí creo recordar cómo eran sus movimientos.
              Algo así como 

                                      de vivace pasó a andante,
                                      al andante siguió un lento,
                                      el lento se fue apagando.....
               …......................................y después, vino el silencio..............




lunes, 19 de febrero de 2018

POEMA DE AMOR.


AMOR, SI SUPIERAS...

Si tu cuerpo adivinara
la emoción con que recorro
su leve geometría,
sus rincones ocultos
inaccesibles al mundo,
en mi deseo de hacer mío
lo imposible.

Si tus brazos se tensaran
bajo el peso de mis sueños
volcados a tu imagen,
los labios mudos,
perplejos ante un caos de palabras
inservibles, incapaces de ajustar
el símbolo a la idea.

Si entrevieras en el arco de mis cejas
la sorpresa
al ver mi universo desdoblado
sin números ni letras que lo habiten,
sólo tú y tu rostro
dibujados.

Si pudieras descifrar
el jeroglífico que asoma en mis pupilas
encriptadas
tras círculos concéntricos.

Si pudieras leer
en mis silencios, como el dolor de vivir,
así de intensos.

Si pudieras orquestar
el ritmo enloquecido de mis pulsos...

...tal vez, amor,

entenderías
por qué me ciño a ti,
vientre con vientre,
olvidada de mí,
desdibujada en esa carne tuya
que ahora late
colmando de extrañeza
mi presente.