domingo, 25 de octubre de 2015

Nacer humano

Nacer humano y quedar prendido en un punto de la eternidad.

 Perderse en los límites del cuerpo para ganar un tiempo imposible que nos deleita y nos vuelve cósmicos.

 Esa es la vida.

 (Ésa que no tiene nombre en las religiones).

 Pero aquí y ahora el milagro.

 Con la sangre golpeando el filo de los dientes, frágil  y esplendente como la flor de la acacia.

 La sombra del cuerpo hendiendo la luz, para verificar que estás ahí, que no eres un delirio del universo y que hubo un antes y habrá un después.

 Y en el centro, intemporal, materia palpitante, tú. 

Pasado y futuro se diluyen  tragados por un hálito presente que se expande y se expande hasta llenarlo todo.

 Hay un ahora que es tuyo. Tuyo ese ahora que se derrama en tiempo.

 Lo demás es nada, el vacío. Ni siquiera hay dibujo que le preste forma alguna. Todas quedaron aquí, multiplicadas hasta el infinito.

 Una torre de sumas componen tu geometría y cada ángulo te pertenece de principio a fin.

                          Humano de humanos hecho, de presento eterno. De VIDA.



lunes, 4 de mayo de 2015

ALUCINACIÓN





(Negros matizados y pálidos amarillos sobre fondo azul zafiro)


 La ciudad, vacía de gente, se desmaya  en su propia belleza. Como una alucinación muestra su dibujo en medio de tanta oscuridad.

Sombras espectrales se pasean sin mirarse, mudas, entre grietas de niebla. Un día tuvieron palabra y risa. La luz de los faros de un coche   las atraviesa  a veces de parte a parte y abre ventanas en sus figuras de humo dejando a la vista fragmentos de ciudad dormida.  

(Verdinegros con toques argénteos y cadmio brillante)

En el lecho del río se amontonan  risas de niños, un olor dulce a flores de acacia y rostros de primeros amores. Misteriosos círculos concéntricos  van marcando  las etapas de unas vidas que sueñan desconociéndose. 


(Rosas grisáceos sobre azul de Prusia)

Hay algo infernal en esa geometría silenciosa que se yergue proyectándose hacia el cielo. Miles de deseos  hechos piedra, inertes, capa sobre capa,  hasta crear un ejército con corazón de roca que cerca a los vivos cuando la ciudad despierta.

(Veladuras de blanco roto sobre brochazos de púrpura de Tiro)

Un aire gélido trae ecos  -melodías quebradas - de hierros cruzados  y  vuelos de pájaros sin alas. La noche se derrumba sobre el pavimento  y la luna se deshace en llantos. Hay trozos de luna rota desperdigados aquí y allá, confundidos entre los charcos.

(Gris antracita con ráfagas de azul turquí y toques de limón)

 La casas apenas se adivinan tras las ramas de los árboles. Una hilera de luciérnagas perfectamente ordenadas  tiembla  sobre el agua estremecida y su luz intermitente, al final,  se la traga el río.

(Grises manchados  hasta llegar al negro)

Esa ciudad ya no existe. Las líneas  de los tejados, los ángulos en esquina, las agujas de las torres se fueron desdibujando.  Se perdieron sus volúmenes y hasta sus sombras desaparecieron. 

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Pero tal vez existe. En su persistente verticalidad, en los brillos del río anclados en los ojos y en ese mundo en espejo, simétrico, que reflejan sus aguas con las puntas de los árboles hundiéndose  hacia dentro...Galerías de un inconsciente difuso  en sienas, añiles, azules, amarillos cadmio, verdes carruaje...toda una extensa paleta de colores sobre un fondo de alma en diferentes grises, desde el blanco al negro.
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                                        ..  

jueves, 9 de abril de 2015

ISHTAR





Comenzó su ritual. Ishtar avanza pausada, sin prisa, hacia  el  borde del agua.  Deja caer su túnica  y  una luna pálida  ilumina  el cuerpo desnudo.

Olores de hierbas milenarias embriagan  los sentidos, y la vida, oculta en la vegetación, late en el silencio  de la noche.

 Moja sus pies. Ante ella,  un hermoso rostro de mujer  se dibuja ondulante en la superficie movediza del río. Desde el  otro lado del espejo  la mira a los ojos con fijeza  y lee su mente mientras  le sonríe con complicidad, conocedora  de todo lo que  habita en ella.

La diosa  sigue avanzando   y  lentamente  el agua sube por sus piernas , por sus muslos, por su cintura,  por sus pechos,  por sus hombros, hasta cubrirla -al fin- toda.

Un mundo ingrávido, intemporal,  la acoge

Extiende sus brazos y  se mueve como un pez. Nada entre las copas de los árboles que se hunden en el lecho del río y una corriente  suave la empuja  sin violencia,  envolviéndola como una caricia leve, besándole los párpados,  anegando sus labios. 


Hay  luces y sombras en ese inframundo de agua poblado de seres mitológicos con apariencia humana y máscaras cambiantes. Ante la diosa, los genios del río adoptan las más bellas facciones imaginadas.  

Entonces, Ishtar piensa en su amante, en la ansiedad que debe provocarle la espera, en  cómo  la imagina - en su urgencia -  ofreciéndose a él como un regalo del cosmos, teñida de luna y oliendo a madreselva. Sabe que él la espera, que todo el ser del hombre tiembla ante la imagen deseada – Venus naciente de mirada oscura y carne palpitante :
     “ella  estará  vaciando sus manos de  agua cargadas de esencias por su cuerpo  y cada rincón de su piel  será el cielo - ¡mi cielo!-  un cielo que  nadie alcanza, paraíso exclusivo de mis sentidos, de mi ansia  nunca saciada de ella”.
 Sonríe  colmada de sensualidad  y piensa en el mortal sin rostro, en sus brazos , en su boca – buscándola - en la fuerza controlada de su empuje,  en su  ardor sin límite, en el grito salvaje que preludia los cuerpos ya vencidos…


 La noche,  deshecha en jirones argénteos,  se tiñe de una bruma extraña   El  río abre su espejo y  emerge un cuerpo  bañado en luna 

Entre la vegetación, diminutos  seres zoomórficos observan la silueta desnuda de la diosa,  enigmática, en blancos y grises,  salpicada de  pequeñas perlas de agua  que van deslizándose  lentamente por las líneas del rostro,  se detienen en los labios,  descienden con languidez atrevida  a lo largo de su cuello, rozan como una lengua húmeda el contorno de sus pechos y terminan perdiéndose -  como un amante enloquecido - en los valles  profundos de su cuerpo. 

viernes, 20 de marzo de 2015

MUNDO SIMÉTRICO

Nadie imagina lo que  hay dentro,  allá,  en el fondo, donde las aguas pierden transparencia y  asustan a los mortales  incapaces de disfrutar  de la luz que se oculta tras las sombras movedizas. 

¿Quién podría aventurarse en  ese vértigo sin tiempos - cadencias sin fin - donde todo se desdibuja con precisión matemática,  y los ritmos -amortiguados -  fluyen empujados  por dios sabe qué corrientes?

 ¿Qué espíritu, por osado que sea, puede arriesgarse a quedar atrapado - por siempre jamás - en una geometría perfecta,  implacable y  cruelmente seductora ?





 Pero no hay elección posible cuando las aguas se te meten en la piel y anegan cada célula del cuerpo, disuelven uno por uno todos tus  órganos y hasta el pensamiento se vuelve de agua.




     No hay elección posible cuando en el seno materno ya eres agua, sin previo aviso, sin oráculo que te anticipe que siempre serás agua, y que la tierra es puro espejismo, que te    será vedada. 

Sin voz que te alerte  
        
 " serpentearás confundida entre sus grietas,
  hasta que, filtrada por tu destino
                                                     vuelvas a tu ser de agua."                                                                                                                                                                  




                                                           

martes, 17 de marzo de 2015

LA MÚSICA Y YO

Hace casi 30 años que decidí volver la espalda a la música, enterré mis instrumentos y  enmudecí mi voz.

Yo abandoné la música  pero ella no me quiso abandonar a mí.

Yo no quería darme cuenta de que, persistente como un amante, iba acompañándome en cada palabra, en cada cadencia de frase que salía de mi garganta, en cada movimiento que hacía con mis manos y mi cuerpo, en cada latido que empujaba la sangre hacia mi rostro, en cada golpe de aire que salía de mi pecho, en las dolorosas voces que oía en mi cerebro, en mis llantos y en mis risas,... en los ritmos convulsos de mis noches de amor,

yo no quería darme cuenta, 

cerraba mis sentidos a su desgarrado grito, pero mis sueños - infiltrados por su presencia - eran  monstruosas pesadillas pobladas de Cármenes resplandecientes, todas ellas sonido, demonios poseídos por los más bellos cantos que puedan imaginarse....melodías despiadadas,  crueles hasta el límite, extraordinariamente hermosas, que me arrancaban al despertar lágrimas incontenibles de dolor y de muerte,

(aún, a veces, se complace en torturarme...vengativa como es ella, no puede olvidar mi voluntad de olvido).

Y un día, la música, harta de tanto combate, buscó cauces sutiles, inocentes  y hasta absurdos. Se deslizó como una culebra, ahogándose en silencios, engañosa y traicionera, burló las angostas puertas de las galerías que la encarcelaban y fluyó por mis manos, por mis dedos, sin darme cuenta, como hilos delgados de agua. Se instaló en mis sentidos, en mi mente, en mis deseos, en mis tristezas y en mis alegrías,  en mis cielos... en mis infiernos...  en mis amores ...en mis amores....en mis amores....y volvió a llenarme toda.... a colmarme toda.... con crueldad  ( bien es cierto), con una terrible y despiadada crueldad.... Pero fui suya otra vez,

sin dejar hueco posible, TODO lo llenó.

lunes, 16 de marzo de 2015

NÚMEROS

Yo no sabía contar.

Mi mente sólo llegaba  al  1 . En varios idiomas, sí, pero sólo al  1  : uno... bat...one... un....eins... um...  unu... ådin.... yī....y podría seguir con todas las lenguas de la tierra. Pero no más que el  1 .




    Y un día tuve que aprender el  2...y el 3....y el 4...y  pensé ¿podré llegar algún día a comprender qué significa dos... oder  zwei... or  three... ou  quatre... y así en todas las lenguas de la tierra?

   Pero todos los números aprendidos se amontonan en el mismo sitio, escapando a cualquier acto de naturaleza intelectiva. Son un magma confuso en donde se derrite cualquier razonamiento y toda intención lógica perece atrapada en un extraño hielo patológico del que salen llamas, muchas llamas.

  Un enorme y lamentable cuerpo de lagarto arrastra consigo el peso de los números.Tampoco los entiende. Pero le da igual. Su mente de reptil  percibe la NADA o el TODO. Tampoco sabe contar. Su cerebro está exactamente en el centro del magma ardiente y confuso. Y el fuego lo expulsa por sus fauces como un dragón mitológico, desperdigando un sinsentido de números, números, números...que van prendiéndose de mi mente, colgándose de cada una de mis células, aprisionando mi corazón hasta que ya no deja sangre que bombear. Los números lo inundan todo con su estremecedor silencio y hasta el pulso ha dejado de latir. Todo es silencio. No hay bullicio alguno en el 2 y el 3 y el 4...

    Y yo sigo sin saber contar.

INTERIORES


      Mi sensibilidad se escurre como un pez y sólo deja una estela en el agua. Sólo un cierto perfume que encanta sin ahogarte, que te hace desear respirar profundo porque no sabes de dónde viene. Un leve destello intermitente entre las hojas. El murmullo del roce de un junco sobre otro. Pero es un pálpito fuerte el que se intuye. La fuerza de la vida en todo su esplendor, perpetua, mantenida, disfrutada, sentida en cada centímetro de la piel, ...

     Sólo hay que ser...sagaz. Analizar un rostro en el que la naturaleza derrramó sus bondades. Y entender que la naturaleza no se equivoca, que todo está  ahí para que estalle en vida, instintiva, plena, desbordante de placer.

    La belleza ha de ser sutil hasta en lo evidente ...para no empacharnos, para no hastiarnos. Amo el arte. Descubrir, intuir, desvelar, construir, delirar, sugerir, imaginar,  jugar, transformar, aproximar, ....poco  importa el lenguaje utilizado. 


                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 Me gustan las personas que hacen arte hasta de sus defectos, de sus vicios, de sus obsesiones, de sus miedos, de sus deseos más inconfesables. Me fascina la inteligencia capaz de convertir en algo sublime, lo inmediato, lo común, lo ya sabido, lo necesario, lo prosaico, lo animal. 



      Y me gustan las personas capaces de transformar las más puras esencias, las más etéreas, en sensaciones sentidas en la carne, en las terminaciones de mi red de nervios, en electricidad que sacude como un latigazo mi médula espinal. 


     Detesto lo evidente.