viernes, 20 de marzo de 2015

MUNDO SIMÉTRICO

Nadie imagina lo que  hay dentro,  allá,  en el fondo, donde las aguas pierden transparencia y  asustan a los mortales  incapaces de disfrutar  de la luz que se oculta tras las sombras movedizas. 

¿Quién podría aventurarse en  ese vértigo sin tiempos - cadencias sin fin - donde todo se desdibuja con precisión matemática,  y los ritmos -amortiguados -  fluyen empujados  por dios sabe qué corrientes?

 ¿Qué espíritu, por osado que sea, puede arriesgarse a quedar atrapado - por siempre jamás - en una geometría perfecta,  implacable y  cruelmente seductora ?





 Pero no hay elección posible cuando las aguas se te meten en la piel y anegan cada célula del cuerpo, disuelven uno por uno todos tus  órganos y hasta el pensamiento se vuelve de agua.




     No hay elección posible cuando en el seno materno ya eres agua, sin previo aviso, sin oráculo que te anticipe que siempre serás agua, y que la tierra es puro espejismo, que te    será vedada. 

Sin voz que te alerte  
        
 " serpentearás confundida entre sus grietas,
  hasta que, filtrada por tu destino
                                                     vuelvas a tu ser de agua."                                                                                                                                                                  




                                                           

martes, 17 de marzo de 2015

LA MÚSICA Y YO

Hace casi 30 años que decidí volver la espalda a la música, enterré mis instrumentos y  enmudecí mi voz.

Yo abandoné la música  pero ella no me quiso abandonar a mí.

Yo no quería darme cuenta de que, persistente como un amante, iba acompañándome en cada palabra, en cada cadencia de frase que salía de mi garganta, en cada movimiento que hacía con mis manos y mi cuerpo, en cada latido que empujaba la sangre hacia mi rostro, en cada golpe de aire que salía de mi pecho, en las dolorosas voces que oía en mi cerebro, en mis llantos y en mis risas,... en los ritmos convulsos de mis noches de amor,

yo no quería darme cuenta, 

cerraba mis sentidos a su desgarrado grito, pero mis sueños - infiltrados por su presencia - eran  monstruosas pesadillas pobladas de Cármenes resplandecientes, todas ellas sonido, demonios poseídos por los más bellos cantos que puedan imaginarse....melodías despiadadas,  crueles hasta el límite, extraordinariamente hermosas, que me arrancaban al despertar lágrimas incontenibles de dolor y de muerte,

(aún, a veces, se complace en torturarme...vengativa como es ella, no puede olvidar mi voluntad de olvido).

Y un día, la música, harta de tanto combate, buscó cauces sutiles, inocentes  y hasta absurdos. Se deslizó como una culebra, ahogándose en silencios, engañosa y traicionera, burló las angostas puertas de las galerías que la encarcelaban y fluyó por mis manos, por mis dedos, sin darme cuenta, como hilos delgados de agua. Se instaló en mis sentidos, en mi mente, en mis deseos, en mis tristezas y en mis alegrías,  en mis cielos... en mis infiernos...  en mis amores ...en mis amores....en mis amores....y volvió a llenarme toda.... a colmarme toda.... con crueldad  ( bien es cierto), con una terrible y despiadada crueldad.... Pero fui suya otra vez,

sin dejar hueco posible, TODO lo llenó.

lunes, 16 de marzo de 2015

NÚMEROS

Yo no sabía contar.

Mi mente sólo llegaba  al  1 . En varios idiomas, sí, pero sólo al  1  : uno... bat...one... un....eins... um...  unu... ådin.... yī....y podría seguir con todas las lenguas de la tierra. Pero no más que el  1 .




    Y un día tuve que aprender el  2...y el 3....y el 4...y  pensé ¿podré llegar algún día a comprender qué significa dos... oder  zwei... or  three... ou  quatre... y así en todas las lenguas de la tierra?

   Pero todos los números aprendidos se amontonan en el mismo sitio, escapando a cualquier acto de naturaleza intelectiva. Son un magma confuso en donde se derrite cualquier razonamiento y toda intención lógica perece atrapada en un extraño hielo patológico del que salen llamas, muchas llamas.

  Un enorme y lamentable cuerpo de lagarto arrastra consigo el peso de los números.Tampoco los entiende. Pero le da igual. Su mente de reptil  percibe la NADA o el TODO. Tampoco sabe contar. Su cerebro está exactamente en el centro del magma ardiente y confuso. Y el fuego lo expulsa por sus fauces como un dragón mitológico, desperdigando un sinsentido de números, números, números...que van prendiéndose de mi mente, colgándose de cada una de mis células, aprisionando mi corazón hasta que ya no deja sangre que bombear. Los números lo inundan todo con su estremecedor silencio y hasta el pulso ha dejado de latir. Todo es silencio. No hay bullicio alguno en el 2 y el 3 y el 4...

    Y yo sigo sin saber contar.

INTERIORES


      Mi sensibilidad se escurre como un pez y sólo deja una estela en el agua. Sólo un cierto perfume que encanta sin ahogarte, que te hace desear respirar profundo porque no sabes de dónde viene. Un leve destello intermitente entre las hojas. El murmullo del roce de un junco sobre otro. Pero es un pálpito fuerte el que se intuye. La fuerza de la vida en todo su esplendor, perpetua, mantenida, disfrutada, sentida en cada centímetro de la piel, ...

     Sólo hay que ser...sagaz. Analizar un rostro en el que la naturaleza derrramó sus bondades. Y entender que la naturaleza no se equivoca, que todo está  ahí para que estalle en vida, instintiva, plena, desbordante de placer.

    La belleza ha de ser sutil hasta en lo evidente ...para no empacharnos, para no hastiarnos. Amo el arte. Descubrir, intuir, desvelar, construir, delirar, sugerir, imaginar,  jugar, transformar, aproximar, ....poco  importa el lenguaje utilizado. 


                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                                 Me gustan las personas que hacen arte hasta de sus defectos, de sus vicios, de sus obsesiones, de sus miedos, de sus deseos más inconfesables. Me fascina la inteligencia capaz de convertir en algo sublime, lo inmediato, lo común, lo ya sabido, lo necesario, lo prosaico, lo animal. 



      Y me gustan las personas capaces de transformar las más puras esencias, las más etéreas, en sensaciones sentidas en la carne, en las terminaciones de mi red de nervios, en electricidad que sacude como un latigazo mi médula espinal. 


     Detesto lo evidente.