Yo no sabía
contar.
Mi mente
sólo llegaba al 1 . En varios idiomas, sí, pero sólo al 1 : uno...
bat...one... un....eins... um... unu... ådin.... yī....y podría seguir con todas las
lenguas de la tierra. Pero no más que el
1 .
Y un día tuve que aprender el 2...y el 3....y el 4...y pensé ¿podré llegar algún día a comprender
qué significa dos... oder zwei...
or three... ou quatre... y así en todas las lenguas de la
tierra?
Pero todos los números aprendidos se amontonan en
el mismo sitio, escapando a cualquier acto de naturaleza intelectiva. Son un
magma confuso en donde se derrite cualquier razonamiento y toda intención
lógica perece atrapada en un extraño hielo patológico del que salen llamas,
muchas llamas.
Un enorme y lamentable cuerpo de
lagarto arrastra consigo el peso de los números.Tampoco los entiende. Pero le
da igual. Su mente de reptil percibe la
NADA o el TODO. Tampoco sabe contar. Su cerebro está exactamente en el centro
del magma ardiente y confuso. Y el fuego lo expulsa por sus fauces como un
dragón mitológico, desperdigando un sinsentido de números, números,
números...que van prendiéndose de mi mente, colgándose de cada una de mis
células, aprisionando mi corazón hasta que ya no deja sangre que bombear. Los
números lo inundan todo con su estremecedor silencio y hasta el pulso ha dejado
de latir. Todo es silencio. No hay bullicio alguno en el 2 y el 3 y el 4...
Y yo sigo sin saber contar.
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