martes, 17 de marzo de 2015

LA MÚSICA Y YO

Hace casi 30 años que decidí volver la espalda a la música, enterré mis instrumentos y  enmudecí mi voz.

Yo abandoné la música  pero ella no me quiso abandonar a mí.

Yo no quería darme cuenta de que, persistente como un amante, iba acompañándome en cada palabra, en cada cadencia de frase que salía de mi garganta, en cada movimiento que hacía con mis manos y mi cuerpo, en cada latido que empujaba la sangre hacia mi rostro, en cada golpe de aire que salía de mi pecho, en las dolorosas voces que oía en mi cerebro, en mis llantos y en mis risas,... en los ritmos convulsos de mis noches de amor,

yo no quería darme cuenta, 

cerraba mis sentidos a su desgarrado grito, pero mis sueños - infiltrados por su presencia - eran  monstruosas pesadillas pobladas de Cármenes resplandecientes, todas ellas sonido, demonios poseídos por los más bellos cantos que puedan imaginarse....melodías despiadadas,  crueles hasta el límite, extraordinariamente hermosas, que me arrancaban al despertar lágrimas incontenibles de dolor y de muerte,

(aún, a veces, se complace en torturarme...vengativa como es ella, no puede olvidar mi voluntad de olvido).

Y un día, la música, harta de tanto combate, buscó cauces sutiles, inocentes  y hasta absurdos. Se deslizó como una culebra, ahogándose en silencios, engañosa y traicionera, burló las angostas puertas de las galerías que la encarcelaban y fluyó por mis manos, por mis dedos, sin darme cuenta, como hilos delgados de agua. Se instaló en mis sentidos, en mi mente, en mis deseos, en mis tristezas y en mis alegrías,  en mis cielos... en mis infiernos...  en mis amores ...en mis amores....en mis amores....y volvió a llenarme toda.... a colmarme toda.... con crueldad  ( bien es cierto), con una terrible y despiadada crueldad.... Pero fui suya otra vez,

sin dejar hueco posible, TODO lo llenó.

1 comentario:

  1. Gracias Carmen. Por tu palabra.
    No se puede escribir mejor. Somos muy afortunados

    ResponderEliminar